El
rector de la Universidad Autónoma Chapingo, doctor Sergio Barrales Domínguez
consideró que en la posible renegociación del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), México debe proponer la salida de este acuerdo al
campo mexicano para recuperar tres ejes primordiales como es la soberanía
alimentaria; la disminución de la pobreza; y afrontar el magno desafío de la
migración, por lo que es necesario un replanteamiento basado en el
fortalecimiento de la agricultura campesina.
Acompañado
por académicos, estudiantes y representantes de organizaciones sociales, el
rector anunció que en el posicionamiento que expone Chapingo ante la
renegociación del TLCAN, debe quedar fuera la agricultura y la ganadería,
debido a que las estadísticas agropecuarias demuestran que México ha perdido su
capacidad de producción, y en consecuencia, ha aumentado sus niveles de
importación de alimentos, principalmente de granos.
Destacó
que el presidente de Estado Unidos, Donald Trump, en su posible renegociación
no contempla el referente agropecuario, porque no lo considera una prioridad:
’Sin embargo, en una eventual renegociación de este rubro, inevitablemente se
encuadrará en una subordinación de la agricultura para la industria’.
Subrayó que de sacar la agricultura del TLCAN, ésta se debe fortalecer para alcanzar la soberanía alimentaria y en consecuencia el desarrollo rural del país, mediante la participación de organizaciones sociales y universidades de corte agrícola, con lo cual se beneficiaría el mercado interno: ’Propuestas hay muchas, y si logramos consolidarlo se puede lograr los índices de producción que nos lleven a la autosuficiencia alimentaria y en consecuencia a la soberanía alimentaria’.
Explicó que dentro de las propuestas que se tiene para fortalecer la agricultura mexicana se encuentra la creación y recuperación de la infraestructura; conformar una reserva nacional de granos; consolidar una verdadera banca de desarrollo rural; rediseñar el sistema de extensión agrícola; contar con un sistema de desarrollo de capacidades y accionar políticas públicas enfocadas al beneficio de las unidades de producción nacional.
Subrayó que de sacar la agricultura del TLCAN, ésta se debe fortalecer para alcanzar la soberanía alimentaria y en consecuencia el desarrollo rural del país, mediante la participación de organizaciones sociales y universidades de corte agrícola, con lo cual se beneficiaría el mercado interno: ’Propuestas hay muchas, y si logramos consolidarlo se puede lograr los índices de producción que nos lleven a la autosuficiencia alimentaria y en consecuencia a la soberanía alimentaria’.
Explicó que dentro de las propuestas que se tiene para fortalecer la agricultura mexicana se encuentra la creación y recuperación de la infraestructura; conformar una reserva nacional de granos; consolidar una verdadera banca de desarrollo rural; rediseñar el sistema de extensión agrícola; contar con un sistema de desarrollo de capacidades y accionar políticas públicas enfocadas al beneficio de las unidades de producción nacional.
Durante
la reunión, realizada en el auditorio Emiliano Zapata, el rector de Chapingo
presentó la agenda universitaria a corto y mediano plazo, en la cual refiere
que los peligros principales para la agricultura tradicional, que es a la que
se le debe dar mayor peso, es la construcción de carreteras, autopistas,
extracción de gas natural, petróleo, y la concesión de empresas extranjeras a
las que se les entrega fácilmente la tierra para su explotación, lo cual tiene
impactos severos en el medio ambiente.
Ante ello, dijo que se requiere hacer una
campaña universitaria para fortalecer la agricultura campesina; elaborar un
inventario de las aportaciones de los estudiantes respecto a la innovación y
fortalecimiento de la producción agropecuaria, así como crear un diagnóstico
participativo por región y por cultivo; además de fomentar un dialogo nacional
que permita elaborar sistemas territoriales para la gestión de la innovación
social y productiva hacia el desarrollo rural.El doctor Barrales Domínguez, destacó que el futuro de los agrónomos debe ser considerado como un agente de cambio, con una visión nacionalista para conservar la agricultura tradicional y responder al interés para que México alcance la soberanía alimentaria, y contribuir en la conservación del medio ambiente y los recursos naturales.
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