Por Salvador Díaz Sánchez
El maestro dijo Vivan mañana como si fuese el
último día de su vida. A todo el mundo se le agolparon las imágenes que podrían
producirles más felicidá, ¿Qué haré? Alguno pensó en tener o gozar su objeto
más preciado, su Lamborghini que le llenaba como un perrito que hace fiestas la
retina de sus ojos, alguna pensó en pasarse una tarde de lujuria y sexo con su
platónico amor con la que todas las noches suspiraba en el coro celestial del
inmenso tálamo pecador, otra en comer el platillo más codiciado por su gaznate
aventurero sin temor a arrostrar las prolíferas lonjas mil veces combatidas,
otro en ponerse hasta las chanclas llevando hasta el tope el cirrótico e
incontestable paradigma de José Alfredo Jiménez, “Que me sirvan de una vez pa
todo el año que me pienso seriamente emborrachar”, Y yo pensé, neta que así lo
pensé, acabaré el documental de la CNTE, Pero el vozarrón del instructor puso
en orden a tan soñadores mortales hijos del mar y de la tierra, a los
"ilustres hijos de la Gran Turquía, a lo bravos guerreros de la Media
Luna, honor y gloria de la patria mía", No, no se trata de echar a volar
la imaginación en los aires donde se atropellan sus deseos guajiros sino de
vivir intensamente con lo que ustedes más quieren pensando que mañana es el
último día de su existencia, Unos le llaman cerrar círculos, otros cumplir con
los pendientes, algunos más de hacer con los suyos lo que nunca hemos intentado,
se trata en suma de cerrar heridas, de arreglar caminos averiados, de ajustar
cuentas con uno mismo y ser profundamente felices con la tranquilidad que la
vida requiere, Si no le hablan a su mamá o a su papá porque están peleados
desde hace mucho tiempo, hoy es el día indicado, llámenle, visítenlo, invítenlo
a comer, díganle lo mucho que lo quieren, lo importante que es para ustedes, Si
tienen problemas añejos con sus hermanos inventen nuevas formas de
comunicación, recuerden que es el último día, Si tienen deudas morales que no
les permiten circular tranquilos por las sendas donde gozamos, sufrimos,
jugamos, amamos, es momento de pagarlas, ¿estamos?, un Siiiiiiiiiií, tremebundo
inundó el anchuroso salón donde confluyen tantas angustias, tantos errores,
tantos rencores, tantos miedos, tantas soledades, tristezas e inseguridades,
buscando, sólo buscando que chingados hago en esta vida, ya dejando de hacer
tantas chingaderas y buscando hacer chingonerías, ¡qué chingados!, Así nos
juimos cada quien a su cantón con esa encomienda, Quizá por ello hoy abrí los
oclayos más temprano que de costumbre, Que raro apenas cuatro horas de sueño y
como si nada, ¿Será que en el sueño procesé que este era mi último día y por
obligación tenía que vivirlo intensa, contundente, rabiosamente feliz,
terriblemente contento?, Psí, me dije, pero ya cuando me puse las pilas no me
vino pensamiento dichoso alguno, Aquí hay gato encerrado me dije, pero no, no
se trata de eso, y me vino un chingado bloqueo cabrón que me impidió cavilar,
meditar, reflexionar en la felicidad de mi último día, del último trago, de la
plenitud del último orgasmo, de la suavidad del último movimiento de cámara,
del excitante último amor platónico, de la última carcajada de la cumbancha, de
la satisfacción del último poema, del la fuerza impresa al último ejercicio de
taichichuán, del último atracón de tlacoyos, del último golazo que dejó pendejo
al equipo contrario, del último y bellísimo corte a mi documental, de mi
magistral y soberbia última clase a mis estudiantes preparatorianos, de mi
último viaje al país de los paisajes maravillosos, de mi última filmación a un
movimiento en lucha con las manos crispadas llenas de justicia y coraje, de mi
última lectura sobre las tragedias griegas sin detenerme en hadas ni en hades
ni en el tártaro de mis penurias, de mi último buenos días buenas tardes buenas
noches y si tienen telera ai se ven, en suma, del último madrazo en lo huevos,
del úlimo latigazo acompañado de la insondable tristeza del último adiós, y
¡puta madre!, ¿Entos de qué se trata?, Y llega una imagen demoledora de apenas
ayer procesada, Una robusta señora, Edelmira Arias, llora desconsolada abrazada
por un familiar ante la noticia de la ejecución en Los Estados Unidos, de su
hijo Edgar Tamayo Cortés que después de 20 años de cárcel fue ejecutado
violando leyes internacionales, Me golpea la muerte de los cuatro pobladores de
Antúnez Michoacán que no pudieron gozar de su último día porque no sabían que
esa noche sería su última día asesinados en la noche por miembros del ejército
mexicano, y digo nuevamente ¿De qué chingados se trata?, si el último día
jamásmente podría uno ser feliz, Entonces que me sitúo en mi realidad, en el
Hic et Nunc, en mi aquí y en mi ahora, en mi entorno, en mi espacio, y como dice
mi mamá uno nunca tiene la vida comprada, y que me pongo másmente de acá deste
lado donde rugen las broncas cotidianas y digo que digo, Y digo todo lo que
digo, lo que podría hacer es una carta como esto que escribo y dejarla a todos
como testimonio de mi tránsito por este mundo matraca a todos los que quiero,
porque no me daría tiempo de visitar a mi mamá a mis hermanos, en suma a todos
los que quiero y que me quieren, a todos los que apapacho y que no me quieren
y, por ende o por lo tanto como dijeran los clásicos del Tenampa y del
mariachi, pues aquí les va mi despedida, Juro por Dios, por Alá, y todo mi
santoral marxista y leninista, que todo lo que diga acá es leal a la verdad,
Bueno, primero, que les agradezco a todos y cada uno de ustedes el valor de su
amistad, de su afecto, de su cariño y amor que tienen hacia mí, Primeramente mi
mujer y mi hija, que sin ellas mi entorno hubiese sido mutilado e imposible de
llenar, por más que los demás suplieran de algún modo todo lo que hubiese
perdido, la infinita bondad de mi Madre, el coraje y temple de mi padre que
sigue vivo en cada acto que realizo, el tesón y ternura de mi carnal Mariano,
la personalidad de mi carnala Teresa, la sagacidad y valentía de mi carnal Polo
y sobre todo el férreo carácter ausente y siempre presente de mi carnal Enrique
guía y luz de mi conducta, y claro todos mis familiares, mis cuñadas, mis
sobrinos, mis primos, mis tíos, mis amigos, amistades y conocidos, a todos
ellos les digo en éste mi último día de vida que no podría ser feliz si no les
digo que los quiero un reputamadral, que no serviría el desierto del Sáhara, ni
la tundra de la Siberia, ni el Caribe fantástico, ni el mar Mediterraneo para
depositar todo mi cariño que les tengo a ustedes, ni sería nada el caudal del
Amazonas, el Orinoco o el Papaloapan frente al torrente amoroso que sale de mis
entrañas y que no habría presas gigantescas que pudieran contenerlo para
ofrendárselo a ustedes con todas las fuerzas de mi coraza, y les pido que todo
lo que he sido, todo mis actos, todas mis vivencias, todos mis acciones, mis
amores, mis desamores, mis luchas, mis logros, mis derrotas, tienen como
sustrato vital la búsqueda de la igualdad y de la justicia, que en cada
alegría, en cada manifestación, en cada escritura, en cada planeación, en cada
proyecto, en cada borrachera, en cada sueño, en cada desmayo, en cada júbilo,
en cada satisfacción, en cada desaliento, en cada frustración hay siempre, pero
siempre un ser humano sensible hasta la empuñadura, comprensivo hasta el brillo
de la Andrómeda y el suspiro del Universo, que intenté ser bueno de bondad y
que lo logré muchísimas veces, y que como el Che quien buscó antes la felicidad
de los demás que la suya propia aunque para alcanzarla haya tenido que luchar y
sacrificar su vida hasta el último de sus días, así yo, gente imperfecta,
insatisfecha por siempre pero siempre tenaz, inclaudicable, justiciero e
insobornable, lleno de intensidad, sigo ese ejemplo, el de Lucio Cabañas, el de
Emiliano Zapata. el de Salvador Allende y el de tantos revolucionarios que no
anduvieron diciendo que iban a morir por el pueblo sino que murieron por él,
Como los jovencitos de Ayotzinapa que murieron luchando por la educación, dos
hace dos años y dos a hace unos días, Todos ellos, así lo creo, siguen esta consigna
de que debemos ganarnos nuestra muerte generando mucha vida, y que no hay lugar
para la queja ni para la aguja que intenta clavarse en el paladar, ¡Dadle paso
la palabra libertaria que es nuestra y de nadie más!, ¡Soñemos, descubramos el
oleaje invisible de la poesía, en cada instante de duda o de dolor!, ¡Seamos
felices luchando aunque los silencios quieran estrangularnos!, ¡Yo soy feliz
luchando! ¡Luchen, sean felices!
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